Habiendo entrado en un templo griego,
el jefe galo Brennos no reparó
siquiera en las ofrendas de oro
y plata que allí se amontonaban.
Solamente tomó las estatuillas
de los dioses de madera y piedra
y se puso a reír porque habían
atribuído formas humanas a los
dioses y los habían fabricado
con materiales perecederos.
Diodoro de Sicilia